Aristóteles lo dijo (extended version)
- Celia García Castilla
- 22 mar 2019
- 2 Min. de lectura
Aristóteles lo dijo (y es cosa verdadera), que entre un arquitecto que hace mal las cosas adrede y uno que las hace mal por inexperiencia o por torpeza, es mejor arquitecto el primero, que podría si quisiera hacer las cosas bien.
El segundo no sabe lo que hace y no sabría hacerlo bien ni con la mejor de sus intenciones.
Para Aristóteles el arquitecto es una metáfora del político, pues bien parece que en política sucede lo mismo, que preferimos dejar el gobierno en manos de un hijo de puta consagrado que dar cabida a novedades alternativas y bienintencionadas para administrar los recursos de una sociedad.
Otro gran sabio, Philip J. Fray, de Futurama, dijo: "lo inteligente les hace sentir estúpidos y lo inesperado los asusta". Decía estas palabras a razón de una serie de televisión para la que estaban rodando un episodio (para evitar que la tierra fuera destruida por los alienígenas de Omicron Persei 8, que al interrumpirse la emisión intergaláctica de su serie favorita "Abogada soltera" exigían la entrega de un episodio final). Desde que la política más mediática consiste en darse zascas en las redes sociales, todo está embebido de un ambiente muy Sitcom, con todos sus protagonistas caricaturizados hasta resultar entrañables.

Al final de tanto tomar al hijo de puta por tonto, le reímos las gracias y hasta las viralizamos en forma de gif, memes, fake news de humor... Y en fin, que el hijo de puta se cuela hasta en la casa blanca, porque iba en serio y por miedo y por si acaso mucha gente lo prefirió mientras los tontos oficiales, a los que nadie confiaría ni el cuidado de un hamster, estaban muy ocupados debatiendo si el feminismo es trino o es uno, si votar a Jack Johnson o a John Jackson (Futurama, esa fuente inagotable de sabiduría), o asustando al ciudadano medio con inteligentes propuestas, que de tan cívicas e innovadoras solo pueden ser estúpidas, créame, me lo dijo un hijo de puta con un corte de pelo como dios manda que al tiempo que daba miedito inspiraba confianza.
Si es que en el fondo a todos nos pasa como a mí, que por pura pereza y una pizca de fascinado masoquismo voy a la misma farmacia de confianza una y otra vez aunque mi farmacéutico de confianza me aterra.
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