top of page
  • Foto del escritorCelia García Castilla

FARMACOFOBIA

Actualizado: 6 feb 2019

Mi farmacéutico de confianza me aterra. Su bata impecable. Su rostro inexpresivo. Ojos y boca pequeños. Voz queda. Su piel blanca y mortecina, con un je ne sais quoi de verdor chungo en descomposición que palpita bajo ella. Al ver a un tío tan lacio uno diría que nunca ha recibido la luz del sol, que nunca ha tocado otras cosas que no sean papeles o bolígrafos o los cuerpos descuartizados de sus víctimas metidos en tinas oxidadas.


Me acerco al mostrador con la timidez de la res arrastrada al matadero.


-Vengo a por esto de aquí.- Digo entregando la tarjeta sanitaria.


...La comprueba...Se excita...


-Tengo la crema para la candidiasis. Las pastillas estarían mañana.


Mierda. Ahora está en una situación de poder sobre mí porque sabe dónde me pica y eso lo sobreexcitará. ¡Échale gasolina al fuego, depravado!


-Vale, la crema entonces.


Cada vez que entra al almacén y no hay nadie más me quedo esperando a escuchar cómo se bloquea la puerta de la calle con un "¡Clack!" y a que salga a darme la crema blandiendo en el aire una sierra mecánica.


En el momento de máximo acercamiento, al pagar, me ofrecerá el cambio con su mano aséptica y suave. Con la otra me restregará por toda la cara el pañuelo con cloroformo.


Recojo las monedas rozando la tibieza blandengue y estéril de sus manos. Esa pulcritud solo la luce quien tiene que frotar manchas muy jodidas, sangre, fluidos, viscosidades. La limpieza es con seguridad su ritual litúrgico de purificación final.


¿Por qué sigo viniendo a esta farmacia? Supongo que en el fondo soy una cachonda y me va la marcha.


-Gracias. Mañana entonces vengo a por las pastillas.


Enfilo la salida y salto aliviada al frío y la oscuridad de la calle. Bajo la cuesta feliz de vivir para contarlo, tapándome la cara con la bufanda para que nadie me vea riendo a carcajadas.


252 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page