Bibliotecaria en ciernes
- Celia García Castilla
- 8 abr 2022
- 1 Min. de lectura
Decía Macarena un día que es bonito catalogar un libro. Lo abres, lo vas viendo, lo desgranas...decía.
Desde entonces, cuando cruje en su mostrador la cáscara de un libro se me abren los cinco sentidos. Oigo chorrear sobre las teclas de su ordenador los datos que va extrayendo y aspiro con envidia el aroma ácido que desprende el corazón de granada del libro.
Con la guía de Valdepérez, pronto seré yo la que exprima entre los dedos esos granos jugosos de información y me los coma a puñados, hasta que me interrumpa con timidez una chica esperando a que le haga un préstamo. Nos miraremos ambas entre el escándalo y el pavor, yo barriendo con la manga el zumo sanguino que me empapa la boca y las manos y ella sin entender qué es lo que ha interrumpido exactamente.
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