EL QUE BUSCA ENCUENTRA
- Celia García Castilla
- 12 feb 2019
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 21 mar 2019
Entre los trazos blancos y negros de mis escaleras de mármol veo perfilados rostros humanos. Hay uno de un señor engalanado con chaqué. Otro demoníaco de un niño pequeñito. Hay una cara que tiene frente de huevo.
Al principio me asustaba. Además me acordaba de fenómenos paranormales de baja estofa como las caras de Bélmez y pensaba "Ay señor, ya no puedo caer más bajo".
Pero un dia, haciendo pollo al ajillo, me di cuenta que, si me fijaba, las tajadas de pollo también formaban rostros rosados o pardos, algunos tirando a dorado, en la sartén. Todo el asunto perdió mucho misticismo y mis temores se esfumaron entre los vapores del vino.

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