AIN'T GOT NO HOPE, AIN'T GOT NO MIND
- Celia García Castilla
- 29 ene 2019
- 1 Min. de lectura
Haciendo de las mías de nuevo: en la calle con el niño. En Mairena esta vez. Sin llaves. Sin dinero. Sin móvil. Sin carrito. A las 14:00, con hambre y calor. No podíamos volver a casa andando.
Necesitaba un teléfono como fuera, pero aquel día en Mairena cundía la impotencia entre la población. El segurata del metro no nos podía ayudar. En el bar "Jamón jamón" no podían ayudarnos. La gente a la que paraba en la calle no podían ayudarnos y huían despavoridos. Que huyan lo achaco mayormente a mi aspecto marginal. Puedo llegar a parecer extremadamente chatarrera. La cara de aprendiz de chatarrero de mi hijito no ayuda.
Al final pedí ayuda a la policía. Desde ese día soy un poquito menos perroflauta, porque las malditas fuerzas de represión del estado ponen en marcha un dispositivo policial para que desde comisaría llamen a Juan, que viene en nuestro auxilio batiendo sus alas blancas y generosas. O en coche o yo que coño se ya.
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